Véase por ejemplo como en los films bélicos de los años cincuenta hasta mediados los sesenta el enemigo a combatir era el ejército alemán del Tercer Reich a lo largo de desiertos, campiñas europeas o mares del Pacífico, cómo si se quisiese introducir en el subconsciente colectivo que debemos a los EEUU la salvación del Mundo y la derrota militar de Hitler, a pesar de que la Historia nos demuestra que fue la Unión Soviética y su ejército quien llevó la mayor parte del peso de la guerra y los primeros en entrar en Berlín. A partir de la segunda mitad de los sesenta y durante unos veinte años (coincidiendo con la fase más cruda de la Guerra Fría) el gran enemigo cinematográfico pasó a ser el diablo comunista, bien en forma soviética o vietnamita. Ya en los años noventa se nos presenta un nuevo enemigo y se nos programa para que dicho enemigo sea asimilado por las masas que conforman el gran público, este nuevo enemigo que aparece en las películas estadounidenses es el terrorismo perpetrado por musulmanes fanáticos financiados por ciertos países árabes. Ahora, en la segunda década del Siglo XXI el enemigo no es solo una amenaza para los estadounidenses sino para todo el Planeta y la Humanidad, este nuevo enemigo no es nacionalsocialista, no es comunista, no es musulmán, no es alemán, no es ruso, ni vietnamita ni árabe, ahora el enemigo de los protagonistas cinematográficos viene del espacio exterior o es el villano de algún cómic adaptado al cine.
Supongo que aquí habrá quien se detenga y diga que ya no da más de sí esta teoría conspiratoria sobre la manipulación y control mental a través del cine, se equivoca y me explico: Un enemigo de ciencia-ficción, un enemigo llegado del espacio exterior es algo etéreo, volátil, difuminado, cómo una niebla, representa lo desconocido; y es aquí donde entronca con el enemigo antaño representado en la gran pantalla en la figura del terrorista islámico ya que por un lado nos introduce en la mente el meme de la necesidad de que todos los gobiernos cooperen bajo el liderazgo de los EEUU como única alternativa para salvar nuestra civilización de la amenaza externa en tanto que el alienígena o mutante de turno, al igual que el terrorista islámico en el cine pertenecen a un mundo y a un universo que a Occidente le es desconocido y del cual lo único que sabemos es que es una amenaza para el nuestro.
Imagen perteneciente al film "Red de Mentiras" |
Es como si nuestros cerebros fuesen unidades de memoria extraíbles USB en los que el gran disco duro del Sistema vuelca sus datos programándonos para que no cuestionemos las acciones que los gobiernos occidentales lleven a cabo en nombre de la lucha contra el terrorismo. De hecho, si os fijáis después de las masivas reacciones a nivel mundial contra la invasión de Irak la programación de la Matrix se ha centrado en programar nuestras mentes no solo a no cuestionar las atrocidades del Sistema sino a asimilarlas cómo algo lícito y necesario.
Toda esta parrafada viene a colación porque hay una cosa que me ha llamado la atención al conocer las noticias de los atentados de París, algo que me ha sorprendido de mí mismo, es el nulo impacto que ha producido en mí persona, lo he visto cómo algo normal, como si uno ya estuviese acostumbrado a ver atentados de esta índole y magnitud en ciudades de Europa. Ni me impacta ni me parece novedoso, y no porque esto ya haya ocurrido antes en Londres, Madrid o París, el hecho que hace que no me resulte novedoso es porque es algo que llevo veinte años viéndolo en películas de acción y thrillers políticos (recomiendo la serie House Of Cards y las películas Red de Mentiras y Distrito 9). Luego es esta impasibilidad ante los hechos y la normal aceptación de ellos por mi parte, me lleva a pensar si no responderá en mí esa actitud a la programación mental a la que nos someten las élites gobernantes (con EEUU e Israel como cabezas del Imperio Sionista). Cómo ser humano y desde mi vertiente más filántropa, me asusta esta naturalidad con la que recibí la noticia de París.
Llama la atención (o no) que horas después de los atentados Facebook ya ofreciese a sus usuarios la opción de aplicar un filtro transparente sobre la foto de perfil con los colores de la bandera de la República de Francia y el hashtag #JeSuisParís. Lo que no llama la atención ni a Facebook ni a nadie es que un día antes el DAESH atentó en el Líbano causando gran cantidad de muertes y no vi a las redes sociales ni arder ni clamar al cielo o hacer mil cábalas (inducidas por los mass media en general) sobre lo ocurrido en la capital libanesa, ni filtros con banderas de aquel país, ni ningún hashtag llorando por las víctimas de Irak, Siria, Libia o Palestina (por poner algunos ejemplos). No he visto ningún hashtag que diga #JeSuisToutesLesVictimesDuMondeDeDAESH
Si el DAESH ha llegado a un nivel de infraestructura y logística como para coordinar fuera de su espacio natural tres ataques simultaneos como los del pasado viernes, eso confirma lo que ya todos sabemos a estas alturas, detrás del DAESH hay un Poder institucionalizado que opera en secreto y que mueven los hilos del Mundo sembrando aquello de lo que se alimentan, es decir sembrando miedo, odio y confrontación entre Pueblos para justificar unos excesos que ya ni pueden ni parecen querer ocultar.
P.D. “Que todo en la vida es cine y los sueños cine son” (L.E. Aute)
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